Un aguanieve
Una gran sorpresa! A las tres de la tarde cayó aguanieve por mi casa...esto es lo que se veía desde mi ventana, malamente.....
Halle! Halle!
Aquella fría mañana a las ocho y media del doce de octubre en que llegué a Halle, incluso ya parece lejana en el tiempo…el día de España llegué a Alemania…arribé cargadísimo, tres maletas, y con la mente abierta a todo lo que pudiera presentarse…la noche anterior la había pasado en el aeropuerto de Köln (Colonia) para hacer el enlace hasta el de Leipzig-Halle…tan cansado y cargado me vi incapaz de coger el autobús y preferí coger un taxi, donde me di ya cuenta de lo difícil que iba a ser comunicarme con el pueblo alemán…mi “r” no era la correcta…llegué en un Mercedes con GPS, y allí estaba Mercedes esperando en el portal, qué cosas…durante el fuerte desayuno conocí a mis primeros tres alemanes…
La misma mañana Mercedes me llevó a la Escuela, la Burg-Giebichenstein, donde ya hicimos los primeros papeleos, y durante el recorrido se me fueron revelando las grandes diferencias con respecto a España: las edificaciones, el clima, las actitudes, las personas…
A la vuelta a casa me dejé caer en la cama sobre las cuatro de la tarde. A las nueve había una cena en la cocina, y me reencontré con Todor, un erasmus búlgaro que conocí en Valencia, y también estaba su novia, y Rosa, una malagueña que está de voluntariado europeo en una guardería…y después de una cena muy agradable, con muchas risas y vino, la primera noche de Halle, eso sí, con Rosa de guía…fuimos a un pub cuyo dueño estuvo en Granada ocho meses, y que quedó prendado de la noche granadina…a la vuelta abrió el Afrodís, un homenaje a esa noche sin fin…y luego “nos llegamos” a lo que había abierto a esa hora, una casa okupa bastante alejada, junto al zoo, donde había una gran algarabía, y toneladas de techno…luego nos desintoxicamos al volver a nuestras casas cantando por la calle clásicos de copla a las seis de la mañana…